UN OASIS CERCA DEL MAR
Próxima a la animada playa de San Juan en Alicante, la arquitectura de esta vivienda se refugia en sí misma, tratando de aislarse de la enérgica actividad que destila la ciudad conviertiéndose en un oasis cerca de la playa de la Albufereta.
Como resultado de las particularidades geométricas de la parcela y de los requisitos urbanísticos, se perfila el germen del proyecto como una huella sobre el terreno, oculta tras una masa vegetal que atenúa los efectos acústicos y visuales del entorno.
Un lugar de descanso, donde encontrar cobijo en el frescor del umbráculo, rodeado de vegetación y de los vivificantes reflejos del agua. La materia como mínima expresión para el refugio y la privacidad, en diálogo con la intensa luz de un Mediterráneo que, con la caricia de su brisa, anuncia su cercana presencia…
UNA LAMINA ENTRE DOS PABELLONES
Una fina lámina que enlaza dos cuerpos másicos da forma y carácter a la vivienda.
Bajo esta delgada lámina se sitúa el programa de día de la vivienda, pasante y permeable al jardín. El cuerpo ubicado más alejado del acceso abarca el programa de noche mientras que el que se encuentra más próximo al acceso consiste en el aparcamiento.
El deslizamiento de los cuerpos extremos logra la deseada privacidad de la zona de día de la casa. Los espacios exteriores pavimentados y ajardinados deslizan de modo que el jardín se acerca al interior de la vivienda y las terrazas se prolongan en el exterior permitiendo disfrutar de todo el paisaje y la agradable clima de Alicante.
EL RECORRIDO DE LA SOMBRA
Con una parcela de proporción longitudinal, el punto de acceso se establece en el extremo más expuesto al espacio público, iniciándose los recorridos de aproximación rodado y peatonal a lo largo del sombreado alzado norte, hasta alcanzar la posición central de la vivienda. Desde esta posición se logra una efectiva zonificación del programa, minimizando las circulaciones interiores a través de espacios diáfanos.
DUALIDAD VOLUMÉTRICA
Los condicionantes del lugar y el programa conducen a una dualidad volumétrica en la que las zonas de noche y de acceso se conforman por piezas mucho más compactas en el extremo de la edificación, mientras que la zona de día contenida entre ambas disfruta de una apertura transversal hacia el espacio ajardinado. Para el cubrimiento de la zona de día se recurre a la liviandad del elemento ligero que evite la pesadez gravitatoria que imprimiría una solución másica. Dos prismas entre los que se tiende el fino plano de una cubierta mínima definen la arquitectura de esta vivienda en Alicante.
LA BÚSQUEDA DE LA PRIVACIDAD
Con todo el programa desplegado en un único nivel, garantizar la independencia entre las partes pasa por que cada una de estas zonas se oriente hacia una dirección exclusiva, focalizando los volúmenes de forma que no generen interferencias visuales.
Las distintas sensaciones de privacidad que se perciben en el interior de la parcela generan tres zonas claramente diferenciadas, desde las posiciones más públicas de la zona de acceso hasta las más intimistas de la zona de noche, quedando entre ambas delimitada la zona de día que actúa con vocación de centralidad. Es el extremo suroccidental de la edificación el que reúne las condiciones de mayor privacidad, con vistas hacia las copas de la pineda próxima.
ESPACIOS DE TRANSICIÓN
Mediante ejercicios de retranqueos en la zona de día, se crean espacios exteriores de recepción y de recogimiento con un mayor grado de intimidad. Estos espacios exteriores de transición permiten prolongar el uso del interior hacia el exterior, diluyendo los límites entre ambos ambientes de la casa y logrando una sensación espacial mucho más extensa que se expande hacia las zonas ajardinadas.
EL REFUGIO PERMEABLE
Se alcanza de este modo una pieza de arquitectura plenamente permeable al clima de Alicante en la que desaparecen las separaciones entre el interior y el exterior y el espacio de la vivienda fluye sin restricciones. Conseguir obtener una sensación de refugio en un espacio que simultáneamente tiene voluntad de apertura hacia el exterior hace necesaria la transformación del entorno.
Una tenue pendiente enfatiza la disociación de la parcela con respecto al entorno, y crea un acceso a la vivienda en pausado descenso. Un ligero rehundimiento del terreno logra esa sensación de mayor privacidad al ocultar el horizonte urbano de Alicante y descontextualizarlo tras la barrera vegetal. En un afán por alcanzar la necesaria mayor privacidad en la zona de noche, se refuerza el mecanismo del rehundimiento del terreno.