LA PRIMACÍA DE LA HORIZONTALIDAD
La creación de un plano aterrazado en una parcela en ligero desnivel, alcanzando una posición de dominio sobre el horizonte permite a esta casa en la urbanización «Los Monasterios» de Valencia alzarse y ,aprovechando su privilegiada posición y arquitectura, disfrutar de las magníficas vistas.
La horizontalidad como la síntesis expresiva del lugar. Un plano ligero levitando sobre el terreno, extendiéndose hacia el paisaje y dialogando con las superficies inferiores que deslizan bajo su sombra. Y al amparo de esa sombra, el disfrute de unos espacios interiores en completa relación con el jardín, a través de un perímetro que se desvanece, diluyendo los límites de la arquitectura…
PLATAFORMA TOPOGRÁFICA
La parcela, sensiblemente cuadrangular y fuertemente caracterizada por su posición en esquina, posee una topografía en ligera pendiente, con unos 4 metros de desnivel que suponen una inclinación media del 9 %.
Con la finalidad de incrementar la sensación de privacidad en el interior de la parcela se construyen muretes como límite físico y, contenido por este límite perimetral, se levanta un talud de modo que se pueda alcanzar la cota superior con la menor implicación de superficie útil de la parcela. Se obtiene de este modo la configuración de una plataforma topográfica horizontal: una elevación del terreno que logra establecer una superficie horizontal dotada con una mayor privacidad y mejores visuales.
Estas visuales, entre llano y sierra, se abren hacia dos orientaciones predominantes. Hacia el sur, el horizonte azul del mar y el tapiz de campos labrados con la lejana silueta de la ciudad que se vislumbra a través de las copas de la pineda.
Hacia el norte, las agrestes montañas, con la dominante presencia de las últimas estribaciones de la Sierra Calderona como insigne telón de fondo.
EL PATIO Y LAS VISTAS CRUZADAS
Estas relaciones abiertas entre el exterior y el interior y la maximización de las posibilidades espaciales de la parcela se logran al ubicar parte del programa en una planta bajo rasante. Dotar este espacio semienterrado de la suficiente luz natural para lograr las necesarias condiciones de habitabilidad representa un factor fundamental en la conceptualización arquitectónica.
La solución de un patio a doble altura que conecta ambos niveles, incorporando no sólo la luz natural sino también la ventilación y la proximidad de la vegetación en una completa conexión vertical. Este espacio enriquece las relaciones entre las partes fomentando vistas cruzadas, insinuaciones tangenciales de unas partes con respecto a otras, del jardín hacia el interior y del interior hacia el azul del cielo.
LA SENSACIÓN DE INGRAVIDEZ
Todo el volumen queda contenido bajo un plano, liviano y exento que con su contundente sencillez representa la mínima expresión del concepto arquitectónico. La sensación de ingravidez que emana de la rotunda horizontalidad de la pieza se enfatiza con el alarde estructural que supone plantear una vasta superficie en voladizo entre el elemento vegetal.
El alzado lateral, que configura el acceso, se genera como intersección de los dos cuerpos volados que abren hacia las dos orientaciones, materializando elocuentemente la idea de eje de distribución.
DISTRIBUCIÓN AXIAL
Siguiendo un sistema axial de distribución, los accesos a la parcela se dividen e independizan: En un eje sur-norte el acceso rodado, que se entierra aprovechando la elevación del terreno para incorporar el acceso en el propio talud y liberando, por tanto, el plano del suelo.
En un eje este-oeste el acceso peatonal, justo en el punto donde coinciden la cota de la pendiente propia de la calle y la del talud. Sobre este punto de inflexión se organiza el principal eje de distribución de la vivienda, a partir del cual se establecen dos zonas claramente diferenciadas -día y noche-, volcando a cada una de las orientaciones principales.
EL NÚCLEO EN DOBLE ALTURA
La unión entre las distintas zonas se establece a partir de un espacio central que, asentado sobre el eje principal de distribución, conecta los diversos usos de la vivienda. Este núcleo de distribución enlaza, con su doble altura, los dos niveles de la vivienda en un vínculo constante con el exterior, logrando al mismo tiempo independizar los recorridos internos mientras estos se abren al jardín.
PERMEABILIDAD INTERIOR-EXTERIOR
A cada uno de estos espacios interiores independientes le es asignado un ámbito del espacio exterior, dirigiendo visuales privativas hacia el espacio ajardinado. Las estancias a sur se abren diáfanamente hacia las amplias vistas que ofrece la llanura fluvial del Turia, con la ciudad de Valencia titilando contra el mar Mediterráneo. Todos estos espacios interiores se expanden hacia el exterior en generosas superficies de terrazas a través de un perímetro vítreo deslizante que permite la fluidez espacial.
EL ESPACIO PASANTE
Esta permeabilidad con el exterior se combina con una compartimentación móvil entre estancias que facilita adecuar la distribución entre distintos espacios en función de las circunstancias específicas de cada momento. Gracias a los perímetros que se desvanecen y a la movilidad de las compartimentaciones interiores se alcanza la sensación del espacio pasante, que maximiza las posibilidades espaciales de la parcela al introducir en todo el perímetro de la pieza arquitectónica las vistas hacia el paisaje.
El juego de materialidades se sintetiza en tres elementos fundamentales: El blanco etéreo del plano abstracto del forjado ligero, la calidez de la madera en las superficies verticales interiores; y la nobleza de la piedra para dignificar los espacios a doble altura en torno al patio.