EL MURO SUSPENDIDO
La arquitectura y el concepto desarrollado para esta vivienda unifamiliar situada en la playa de Alicante, nace de la búsqueda de un espacio íntimo y cálido donde relajarse y disfrutar. Un proyecto singular en el que los diferentes elementos arquitectónicos, forman un conjunto amparado bajo uno de los puntos protagonistas de la vivienda : el muro suspendido.
Esta vivienda ubicada en la Albufereta, Alicante, se caracteriza por la presencia de un elemento arquitectónico imponente que dota de singularidad al proyecto : un muro suspendido que ofrece privacidad al hogar. El refugio que genera el muro, aparentemente dotado de ingravidez, levita sobre el vacío permitiendo que el interior y el exterior se fundan y confundan. Un volumen arquitectónico que proyecta generosos espacios diáfanos en el que convergen diferentes ambientes en los que disfrutar del exterior de la vivienda con una privacidad excepcional.
PROTECCIÓN VISUAL : LA BÚSQUEDA DE LA INTIMIDAD
La propuesta asume como premisa la necesidad de garantizar la intimidad en el interior de una parcela extraordinariamente expuesta a miradas indiscretas. Contraria a la irregularidad del perímetro, la respuesta arquitectónica a este requerimiento básico cristaliza en una geometría de volúmenes rotundos. Una simplicidad formal que mediante la delimitación física es capaz de materializar la idea del eficaz elemento protector del recinto interior.
El hueco habitado que logra una riqueza visual animada por la experimentación del espacio en toda su complejidad. Un paisaje interior aislado e introvertido, que invita a disfrutar de los amplios espacios desde el sosiego y la intimidad.
LA FISURA EN EL MURO
Los puntos de acceso a la parcela, tanto el peatonal como el rodado, se concentran en el vértice suroeste. La forma arquitectónica debe ser capaz de generar una entrada representativa al edificio en un alzado completamente opaco al tiempo que guíe los recorridos de acceso al edificio en el extremo norte, liberando la zona sur para su uso privativo.
Un deslizamiento parcial del volumen posterior produce una estrecha fisura en el muro perimetral que evidencia el punto de acceso a la vivienda. Acompañado de una lámina de agua, el recorrido desde el acceso a la parcela hacia el interior queda de esta forma intuitivamente señalizado bajo el enérgico voladizo que recibe, con su sombra, al visitante.
EL LENGUAJE DE LA MATERIALIDAD
La voluntad defensiva de la solución formal se traduce en grandes aplacados pétreos que cubren los sólidos prismas del volumen exterior. Por el contrario, la intencionalidad acogedora de los amplios interiores se percibe en la veteada textura de la madera que queda impresa, incluso, sobre la superficie de los muros de hormigón. La fuerte rugosidad de la mampostería contrasta con la incorporeidad de los grandes paneles de vidrio o las lisas superficies de pletinas metálicas, mientras que disponiéndose en distintos niveles, las láminas de agua y el elemento vegetal caracterizan los espacios exteriores, naturalizando la obra construida y desvaneciendo los límites con el espacio ajardinado.
La parcela, convenientemente dispuesta a lo largo de un eje este-oeste, disfruta de un potente alzado meridional por lo que la posibilidad de abrir los espacios a sur parece ineludible. El patio a sur se perfila como el medio adecuado para conjugar unos espacios interiores en relación abierta con el exterior mientras se refuerza el carácter introvertido del edificio.
LA CONFORMACIÓN DEL PAISAJE INTERIOR
El muro perimetral se eleva, levitando sobre el vacío y permitiendo la aproximación del entorno ajardinado hacia el interior de la vivienda. Culmina así la configuración de unas relaciones difusas entre el interior y el exterior, capaces de aportar calidad paisajística a los espacios arquitectónicos.
Este gesto, que separa el cerramiento de la cota del terreno, brinda además la posibilidad de generar espacios pasantes, abiertos en orientaciones opuestas para facilitar la circulación de corrientes cruzadas.
LA PIEZA TROQUELADA
Además de este gran patio a sur, el másico volumen interior se troquela en distintos puntos para hacer llegar la iluminación natural a todos los niveles de la vivienda, introduciendo un juego de luces a través de patios ajardinados. La riqueza visual se enfatiza con el trabajo en sección, con los planos de los distintos niveles deslizando entre sí a diferentes cotas y canalizando las perspectivas hacia fugas diagonales que maximizan la sensación espacial.
Estas operaciones con el volumen interior como protagonista se acaban de aderezar con la inclusión de espacios en doble altura que incrementan la visión indirecta entre zonas a distinta altura, creando ambientes diferenciados pero interconectados visualmente.
En el interior, las circulaciones se centralizan en un único núcleo de distribución que aglutina las conexiones entre todas las partes del programa y entre todos los niveles, racionalizando las relaciones entre zonas y minimizando los recorridos de forma eficiente.
La sensación de construcción intima debe compatibilizarse con la creación de espacios diáfanos. El volumen intramuros se excava, vaciándose, de modo que la gran cavidad resultante permite su máximo aprovechamiento, pudiéndose disponer con total libertad de un uso fluido del espacio.
POZOS DE LUZ Y REFLEJOS
El límite entre arquitectura y entorno ajardinado se diluye en láminas de agua que se fragmentan y recomponen hasta consolidar una frontera difusa que multiplica, con su reflejo especular, el paisaje creado.
Este límite disperso, con la presencia del agua y la vegetación como protagonistas, penetra en la tierra hasta alcanzar también la cota semisótano en forma de un generoso patio que colma de luz las estancias enterradas. La multiplicidad de fugas visuales y la profundidad de la perspectiva logra, de este modo, una dimensión insólita, inesperada.
ESPACIOS DE EXHIBICIÓN
En contraposición a la imagen exterior del edificio, introvertida y protectora, los espacios interiores se muestran, desinhibidos, en todo su esplendor, exhibiéndose orgullosamente como lugares estéticamente atractivos y con un especial cuidado en su diseño incluso estancias que, usualmente, se ocultan a la vista. Así, salas como la bodega o la zona de aparcamiento de vehículos son considerados puntos de oportunidad proyectual, que con las especiales características visuales de sus dotaciones y equipamientos aportan prestancia al conjunto doméstico.