VALOR HISTÓRICO
Un proyecto de rehabilitación en el corazón colonial de Puerto de la Cruz, en la isla de Tenerife, junto a los negros espigones de roca volcánica que protegen las dársenas del violento oleaje atlántico, se levanta esta sólida casa solariega del siglo XVIII. La tradición popular ubica entre estos gruesos muros de basalto pulcramente enlucidos el lugar de nacimiento del precursor de Venezuela, Francisco de Miranda.
Sea cierta o no esta ilustre ascendencia de sus moradores, las portentosas dimensiones de su planta trapezoidal y la riqueza de sus artesonados hablan de un rico pasado burgués. Aceptablemente bien preservada, el proyecto de rehabilitación trata de mantener los elementos patrimoniales, realizando intervenciones muy sensibles con el valor histórico y material de la preexistencia, al tiempo que revierte aquellas actuaciones impropias que alteraban su percepción arquitectónica, o que amenazaban su estado de conservación.
EMPLAZAMIENTO IDÓNEO
El inmueble objeto de la rehabilitación se sitúa sobre la vía de comunicación con el muelle pesquero, auténtico motor de la isla de Tenerife desde el siglo XVI y, sobre todo, tras 1706 en que el volcán sepulta el puerto de Garachico.
Así pues, esta zona se convirtió en una arteria proclive al asentamiento de acaudaladas familias, que encontraron en este núcleo un lugar propicio para desarrollar su itinerario vital. Su proximidad al antiguo convento dominico, actual sede consistorial, al franciscano y a la iglesia matriz, hacían de la hipotética casa de los Miranda un lugar ideal para vivir. La transformación económica de la isla, volcada en la industria turística, perpetúa la idoneidad de este enclave, siendo un espacio de oportunidad para el establecimiento de negocios vinculados con el sector del ocio. El uso de cafetería encuentra un respetuoso acomodo en el marco de esta arquitectura patrimonial.
INTERVENCIÓN PATRIMONIAL
El proyecto engloba el conjunto de actuaciones a acometer en el edificio patrimonial para el acomodo de la actividad de cafetería.
Estas intervenciones se orientan hacia la preservación del bien patrimonial, conscientes del valor histórico, etnográfico y material del conjunto arquitectónico de esta casona del siglo XVIII, declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 2009. De este modo, no se busca tanto la adaptación del edificio a un nuevo uso, sino -por el contrario- el ajuste de los condicionantes de la actividad a las particularidades del edificio preexistente.
RECUPERAR SU ESENCIA
El principal objetivo del proyecto de rehabilitación es, en la medida de lo posible, la restitución del estado original del inmueble, eliminando los elementos impropios y potenciando los valores intrínsecos de este genuino ejemplo de arquitectura civil tradicional canaria de la isla de Tenerife.
Para ello, se encarga un estudio histórico del edificio, que documente su origen, su evolución constructiva a través del tiempo y revele sus elementos de mayor relevancia histórico-artística. Al mismo tiempo, se inicia el contacto con los autores de anteriores intervenciones en el edificio, artífices del magnífico estado de conservación del monumento, a fin de recabar los datos más precisos sobre el estado anterior del inmueble.
LA ADAPTACIÓN AL USO
En cuanto a la obligatoriedad de adaptar la actividad y los propios elementos arquitectónicos a los requisitos mínimos establecidos por la normativa vigente, sobre todo en materia de accesibilidad, seguridad de utilización y protección frente a riesgo de incendio, se establece como prioritaria la preservación del valor patrimonial, reduciendo la capacidad de aforo del local cuando es necesario, en detrimento del nuevo uso. Al nuevo uso que alberga el edificio intervenido se le destinan una serie de espacios representativos, distribuidos en tres plantas distintas, comunicadas entre sí mediante la escalera original del edificio.
Se trata de un uso muy poco intrusivo, que no precisa introducir en el edificio histórico factores de riesgo y por tanto mucho más respetuoso con el bien patrimonial. La planta baja y la planta primera reciben la afluencia de uso público, mientras que la planta segunda queda restringida al uso del personal. No obstante, para garantizar el cumplimiento de normativa, el aforo en planta primera se limita.
LA PRESENCIA DE LA TEA
El color claro, la textura sobria y el tacto sólido de la madera de pino canario son las características fundamentales de los elementos patrimoniales de mayor valor material. La madera Tea, trabajada al estilo tradicional canario, exhibe sus cualidades en pavimentos, balconadas, pilares, forjados y techumbres, conformando espacios de una extraordinaria calidez.
El trabajo de restauración de estas piezas de madera se realiza con un especial cuidado, eliminando las sucesivas capas de pintura y barnices que ocultaban el aspecto natural de la madera, y aplicándole pintura intumescente transparente, de modo que la tonalidad final sea la propia de la Tea, evitando coloraciones artificiales.
LA VIDA EN TORNO A UN PATIO
La geometría en planta del edificio es trapezoidal, habiendo crecido por yuxtaposición de volúmenes. Las distintas estancias se agrupan en torno a un patio anexo a fachada, que cumple las funciones de espacio de transición entre el exterior urbano y el interior doméstico, y de distribución a través de espacios de galería abiertos al vacío central.
La compartimentación interior se respeta en su totalidad a fin de propiciar la correcta conservación del edificio, sólo siendo necesarias algunas separaciones adicionales para la creación de espacios de servicio interno.
La elevada techumbre de la planta superior muestra de forma excepcional el fino trabajo de la artesanía tinerfeña. Las madera se moldura creando intrincadas composiciones geométricas en un alarde decorativo de un elevado valor artístico.
ENTRE VENTANALES
Los grandes ventanales que se abren a través de los gruesos muros de mampostería volcánica descansan sobre festejadores de madera. Se trata de elementos de carpintería, de nuevo de madera de Tea, que siguen el proceder tradicional de este tipo de fábricas del Archipiélago. Las ventanas son de guillotina con contraventanas o tapaluces. Las puertas, que compartimentan la sucesión de espacios encadenados, aparecen construidas por medio de cuarterones sin tallar.
LA COMODIDAD DEL HOGAR
El diseño del mobiliario en las distintas zonas trata de trasladar la sensación del usuario a la comodidad del ambiente doméstico. La iluminación, cálida e intimista, trata de reproducir en distintos puntos atmósferas de recogimiento, con reagrupaciones de butacas junto a una ventana entreabierta, alrededor de una mesa y bajo el haz focalizado de una lámpara de pie. Un proyecto de rehabilitación que quiere recuperar la atmósfera de un hogar aparentemente lejano en el tiempo, bajo la luz de la isla de Tenerife, reflejada en la cálida madera de Tea.